Contra la mega-urbanisación de la colonia Del Valle

Un foto puede decir mucho mas que 1000 palabras. Yo tengo dos fotos que les quiero compartir. Es la vista de mi sala.

IMG_1610

IMG_2263

El primer foto es de hace mas o menos un año. El segundo es de hoy. Los dos no tienen exactamente el mismo ángulo. Tampoco son de gran calidad fotográfica, francamente. Pero donde hace un año estaba una casa individual con un jardín grande, hoy en día hay una construcción que llena hasta el ultimo centímetro cuadrado del terreno.

La Cuidad de México, o mas propiamente el Distrito Federal, tiene casi 9 millones de habitantes. Es una ciudad muy densamente poblada, en muchas de sus zonas. Yo vivo en una zona céntrica, se llama la colonia Del Valle, en la delegación Benito Juárez. Hasta los fines de la década de los 1970s, era una colonia con muchas casa grandes, con jardines – como la que estaba atrás de mi edificio hasta hace un año. Era una colonia con calles con camellón en medio, con arboles, muy tranquila y residencial, de hecho. Desde los años 1980s, empezó una transformación de construir mas edificios con departamentos y también oficinas. Pero hoy en día ha llegado a un punto que ya no es nada sustentable, y tampoco agradable para los habitantes.

Es totalmente lógico que la capital política, económica y cultural de un país como México que tiene una población que todavía crece año por año, también crece. La megalópolis alrededor de la Ciudad de México tiene ya como 28 millones de habitantes; el país llega casi a 120 millones. Y también en México, como en todos los países desarrollados, la gran mayoridad de la población vive en centros urbanos. Entonces construcciones de nuevas viviendas son totalmente necesarias – no hay de otra.

Pero en la colonia Del Valle, por casi cada casa vieja que se vende, desarrolladores construyen un edificio con seis, ocho, diez departamentos o más. Y usan su terreno al máximo – que es totalmente legal; nada mas tienes que dejar menos que un medio metro alrededor de tu edificio por razones sísmicos. Ese resulta, lógicamente, en mucho menos áreas verdes, mas gentes, mas tráfico, y mas demanda a la infraestructura publica que abastece per ejemplo agua y electricidad y que se encarga de la basura. Si sigue ese desarrollo, en pocos años la Del Valle va tener nada mas edificios, asfalto y coches. Y unos pocos arboles adentro de unos pocos parques públicos.

Como habitante de la Del Valle, me gustaría que mi gobierno local a lo menos trata que la colonia no se convierte en un mini-Manhattan. No estoy hablando de parar la construcción de edificios – pero a lo menos introduce algunas reglas que se debe conservar áreas verdes, que se llena un terreno 98% con ladrillo y cemento. Hasta ahora, no veo mucho de los representantes oficiales aquí contra la mega-urbanisación de mi colonia.

Der Chronist der Winde

Am Montag dieser Woche starb der schwedische Autor Henning Mankell. An genau dem Tag sprachen wir in unserem deutschsprachigen Literaturkreis in Mexiko-Stadt über sein Buch “Der Chronist der Winde”.

In dem Roman, 1995 erschienen, erzählt Mankell die Geschichte vom Straßenkind Nelio, zehn Jahre alt: Sein Dorf wurde von Banditen brutal überfallen, seine Schwester barbarisch ermordet, der Junge von seinen Eltern getrennt. Von Heimat und Familie beraubt, flieht Nelio in die Stadt – angelehnt an Mosambiks Hauptstadt Maputo – und kämpft dort jeden Tag ums blanke Überleben. Er schließt sich einer Gruppe von Straßenkindern an und wird schließlich deren Anführer. Durch seine besondere Art schafft er es, dass die Jungen kleine Dinge tun, die sie aus ihrer Unsichtbarkeit heraustreten lassen. Er regt sie an, Träume zu haben. Gemeinsam erfüllen sie den Wunsch des einen, und den Traum des anderen. Dabei wird Nelio angeschossen, und stirbt neun Tage später an seinen Wunden. In den Nächten bis zu seinem Tod erzählt er seine Lebensgeschichte einem Bäcker, den die Begegnung mit dem weisen Jungen schwer beeindruckt.

Kurz vor seinem Tod sagt Nelio zu José Antonio Maria Vaz, dem Bäcker:

“Mein Vater war ein sehr kluger Mann. Er lehrte mich, zu den Sternen aufzuschauen, wenn das Leben schwer war. Wenn ich den Blick dann wieder auf die Erde senkte, war das, was eben noch übermächtig war, auf einmal klein und einfach.”

Mankell starb im Alter von 67 Jahren an Krebs. 1973 reiste der Schwede zum ersten Mal nach Afrika; seitdem lebte er abwechselnd in Maputo und in Stockholm. Der Autor, weltbekannt durch seine Kriminalromane, setzte sich für den Kontinent Afrika und seine Menschen in Armut, Not und Verfolgung ein. Der “Chronist der Winde” ist ein beeindruckender Roman. Der Junge Nelio macht mit seinem Blick zu den Sternen allen Leidenden Mut – heute genauso wie vor 20 Jahren, als Mankell ihn für uns erschuf.